Cuentos del tío parte 2.0
Los llamados «fraudes nigerianos» son los embustes económicos más comunes en Internet luego del phishing. Delincuentes hacen «campañas de marketing».
L.G.
De: [email protected]. Para: usted. Desde Ghana, y con la peor traducción al castellano posible, un tal James Judge le ofrece quedarse con el 30% de 126 millones de dólares. Ese dinero proviene de un industrial fallecido, tiene que ser sacado del país y le piden a usted su número de cuenta bancaria. El hombre se identifica como el auditor general de uno de los principales bancos de Accra. «With mi influencia y la posición del banco oficial podemos transferir este dinero a cualquier extranjero fiable en cuenta que se puede ofrecer con la garantía de que este dinero se intactas en espera de nuestra llegada física en su país para compartir», dice el correo electrónico. Además de ser un atentado idiomático, el email deja en claro que se trata de un funcionario corrupto y que le invita a participar de una maniobra fraudulenta.
«Al término de este negocio, se le dará el 30% del importe total, el 60% será para mí, mientras que el 8% será para los gastos de ambas partes pudieran haber incurrido durante el proceso de transferencia, mientras que el 2% para la caridad, como señal de Dios la gratitud dé para la bendición», culmina el email de Judge, que necesita con urgencia un mejor programa de traducción.
Este correo electrónico llegó a varias casillas uruguayas el pasado lunes. Pongamos que usted aceptó y brindó datos de su cuenta personal, así como número de teléfono, celular o fax. Llegará otro correo en el que indica que surgieron complicaciones: en concreto, hace falta un poco de dinero, digamos 100 dólares, para superar trabas administrativas, sin dudas ajenos al 8% indicado antes. «Le llega una notificación, una solicitud para que haga una transferencia de un monto relativamente ridículo comparado con la plata que se va a recibir», dice Marcelo Gatti, gerente comercial de Codic, una empresa dedicada a la seguridad informática. Ese envío de dinero -que no es elevado, justamente, para evitar sospechas inmediatas- es el último contacto que tendrá con Mr. Judge, auditor bancario, quien, por si no se enteró ya, no existe.
Usted se convirtió en una nueva víctima de la «mafia nigeriana» (ghanesa, en este caso), una modalidad de fraudes electrónicos nacida en ese país de África que hoy es, después del phishing, la más frecuente en plaza. Tanto es así que a principios de septiembre el Banco Central del Uruguay (BCU) emitió una alerta sobre distintas propuestas de transferencias de dinero por concepto de herencia, evasión fiscal o similares que conforman esta variante cibernética del «cuento del tío». Además, por haber aceptado ser parte de un negocio turbio, no siempre se radica la denuncia. «Parte de la estrategia es eso. La víctima queda desprotegida porque sus intenciones no eran las mejores», agrega Gatti. Y, por más que parezca insólito, hay gente que es engañada por Judge o sus colegas.
Cuentistas. Así como en el mundo real hay grandes organizaciones mafiosas y ladrones de poca monta, en el virtual también pasa lo mismo. En el phishing, se pide a los usuarios datos confidenciales sobre cuentas bancarias o tarjetas de créditos, empleando emails y websites apócrifos, adonde termina esa información. Es fundamental tener conocimientos de informática, incluso poseer un servidor falso o hasta ser un hacker. Puede haber detrás una estructura delictiva de importancia. En las cuestiones «nigerianas», o cuentos del tío, hace falta una logística menor: miles o millones de direcciones de correos electrónicos. Vendrá bien un membrete oficial, una historia medianamente creíble (o descabellada pero con tantos ceros de por medio como para ameritar un intento) y, tal vez, algún colaborador no necesariamente consciente.
«Eso se debe a que los delincuentes disparan con perdigones», señala desde Buenos Aires Jorge Cella, gerente de la Iniciativa de Seguridad y Privacidad de Microsoft para Argentina y Uruguay. «Por ejemplo, llega un email de un banco `tal` y, si yo no tengo cuenta, sé que no es para mí. Hacen falta que caigan varios y por poca plata cada uno, porque si se hace un retiro importante, las entidades financieras ya pueden empezar a sospechar».
Por difícil que pueda creerse, entre la jerga delictiva cibernética se habla de «campañas», tal como si fuera un trabajo publicitario. «Ahora nos estamos enfrentando a organizaciones que están casi especializadas en marketing. Saben a los estímulos que responde la gente, qué nervios les toca. Por eso, envían emails que pueden girar sobre cuestiones de herencia y lavado de dinero, cuestiones sentimentales o solidarias. Y no tienen que caer millones, basta que lo hagan algunos», afirma Cella.
Una nota del diario argentino Clarín, publicada el 20 de septiembre, enumera algunos de los casos más frecuentes del «cuento del tío» cibernético que se encuentran por estos lares. Como si versaran en los pecados capitales, en el caso «nigeriano» el lavado de dinero desde países lejanos toca la codicia («Sólo sirven desde lugares alejados a la realidad de la víctima, donde la situación política sea desconocida», explica Cella), la viuda con una enfermedad terminal apela al «nervio» solidario, y la mujer que busca huir de su país (el más frecuente, Rusia) en busca un amor verdadero apunta a la lujuria. Todos en realidad no quieren más que dinero y datos de cuentas bancarias.
En algunos casos, precisa el gerente de Microsoft, son dos las víctimas: el que da los datos personales y una «mula» que, mediante artilugios similares, realiza las transferencias hacia una determinada cuenta bancaria.
Las entidades financieras han aclarado repetidas veces que ellos no piden informaciones sobre cuentas o contraseñas a través de Internet. «Ni los bancos, ni ninguna otra compañía del estilo, le van a pedir datos personales por email», sostiene Gatti. Organizaciones solidarias como Missingchildren.org detestan estas «campañas» ya que ellas mismas, como en el juego del Pastor Mentiroso, terminan siendo perjudicadas. Sin siquiera entrar en posibles casos de cuentos del tío, «el 99% de las cadenas que piden por chicos desaparecidos, para reenviar el email, son mentiras», afirma Cella.
Redes. El peligro está tan expandido como la Internet. Daniel Bonina, especialista argentino en fraudes de banca electrónica, señaló en esa nota de Clarín que la cuestión «nigeriana» creció un 10% en el último año. Hay más datos complementarios, todos preocupantes. España ocupa el sexto lugar en el mundo en este tipo de delitos; un 16,7% de los españoles reconoce haber sufrido algún robo en la red, según publicó El País de Madrid. «En Uruguay estamos tan expuestos como en cualquier otro lugar», indica Federico Basso, técnico en seguridad electrónica de Codic.
En Codic manejan un indicador relacionado con las llamadas «amenazas web», un término muy amplio que va desde el phishing hasta los peligros a los que uno está expuesto por acudir a una cita a ciegas chateo mediante. «Si en 2005 ese índice estaba en 100, a principios de 2008 aumentó un 1.731%, y ahora puede ser mucho más», indica Gatti. El auge de la denominada web 2.0, que apunta a la colaboración y el intercambio entre usuarios (incluyendo redes sociales como Facebook, blogs, fotologs y un largo etcétera) ha contribuido a ese crecimiento desmesurado.
Las redes sociales aportan mucha información personal (incluyendo imágenes, audios y videos) de posibles víctimas a los especialistas en el «cuento del tío». Ellas han aportado información de valiosa utilidad para los «secuestros virtuales», muy comunes en Argentina. «Parece ridículo pero pasa -relata Jorge Cella-. En Twitter, Facebook u otra similar yo pongo `Voy al cine`, y uno de mis `amigos`, que tal vez sepa cómo se llaman mi madre y mis hermanos, porque yo mismo les di la información, se contacta con ellos para avisarles que estoy secuestrado y piden `tanta` plata en `tal` lugar para liberarme. Suponete que yo tenga celular. Mis familiares me llaman para saber si es verdad y yo no atiendo, tal vez porque el aparato está apagado. ¡Listo! En la desesperación ya me sacaron dinero. No son grandes montos, para que toda la operativa sea rápida».
El especialista aclara que no se trata de hacer una cruzada contra las redes sociales, simplemente «se debe cuidar de la información personal que se pone en Internet. Se debe actuar como en la vida real».
Fuente: http://www.elpais.com.uy/Suple/DS/09/10/04/sds_445607.asp
acabo de conocer al gerente general del banco de Acra ,Ghana, y me comunica que soy un heredero y cobrare 9 millones de dolares de un total de 18 millones, ya que por alcance de apellido puedo cobrarlo ya que el titular se murio en el terremoto de Chine del año 1996, y no tiene mas herederos,que afortunado soy,mejor dicho que suerte que tengo en darme cuenta a tiempo,claro que no iba a tener suerte ya que no tengo un peso ,,,ajajajajajajajaj
Gracias! MI desconfianza no me deje llevar por todos los ofrecimentos, que me hacia la persona que se hacia pasar por el Directo de la BARKLAY BANK de ACCRAN GHANA, me parecio un trato poco cordial, por la margnitud de una persona de semenjante cargo e institucion… y bueno lo que recomiendo, nunca dejarse llevar por este tipo de ofrecimiento, los precios pueden ser muy caros. sigan pescando en otro lugar..