La guerra fría en el ciberespacio
La hiperconectividad mundial ha convertido el espacio virtual en escenarios bélicos intangibles, donde las armas pesadas se mueven a la velocidad de la luz y pueden almacenarse en la más diminuta memoria flash. Estos campos de batalla virtuales no son bañados de sangre ni quemados por la pólvora, pero comparten los mismos objetivos que las guerras de antaño y los daños llegan a ser incalculablemente mayores.
El término “ciberespacio”, acuñado por el inglés William Gibson en su novela Neuromante (1984), tiene ocupadas a las grandes potencias y demás países del mundo en millonarias inversiones para garantizar sus defensas ante un ciberataque enemigo y evitar que “la comunidad afectada puede experimentar
una regresión tecnológica a la Edad de Piedra”, como señala el periodista Misha Glenny, compatriota de Gibson, en El lado oscuro de la red.